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Capítulo 57: Viejos Conocidos

  El fulgor de la batalla era como el sol rompiendo el amanecer, intenso y cegador. Explosiones retumbaban como rugidos de bestias mitológicas, desgarrando el paisaje con auras de colores que se entrelazaban en una danza caótica de destrucción. El campo de batalla fuera de Lunarys parecía una pintura viviente de un infierno olvidado: rojo carmesí, azul eléctrico, dorado incandescente… todo chocaba, se expandía, moría y volvía a surgir en una sinfonía de caos.

  Los ecos de la guerra no respetaban muros ni distancias. Aunque los combates estaban más allá de la muralla de Lunarys, sus vibraciones recorrían las calles de la ciudad como un latido tembloroso. Ni?os sollozaban abrazando peluches que ya no podían protegerlos, mientras madres y padres, con sonrisas forzadas y ojos empa?ados, les susurraban palabras de esperanza. Ancianos en los templos elevaban oraciones con voces temblorosas, pidiendo que los héroes llegaran pronto, que los protectores de la ciudad alzaran sus armas en nombre de la paz.

  En medio del estruendo, entre las sombras del miedo, siempre surgía alguien con una sonrisa. Un alma luminosa que, como una antorcha en la oscuridad, disipaba el temor con palabras cálidas, con risas suaves, con la certeza de que todo estaría bien. Esos eran los verdaderos guardianes del espíritu humano, los que combatían no con espadas, sino con esperanza.

  Mientras todo esto ocurría en Lunarys, en otro mundo, en aquel del que provenían Biel, Charlotte y Yumi, una escena completamente distinta se desarrollaba… aunque, curiosamente, evocaba ecos del pasado.

  En el centro de la ciudad, sobre el balcón de un edificio ba?ado por la luz del atardecer, una joven de cabellos rojizos y energía eléctrica en la mirada sostenía un teléfono con frustración. –?Así que ahora te comportas como un presidente arrogante, eh! ?Ya te olvidaste de nosotros o qué, Biel! –soltó con tono entre molesto y dolido.

  Ella era Rubí Bennett, compa?era de clase de Biel, determinada, chispeante, con una voluntad tan fuerte como un relámpago en plena tormenta. Había tomado la iniciativa de organizar un reencuentro con todos los excompa?eros de su promoción. Casi todos habían respondido con entusiasmo. Todos menos dos.

  –Malditos fantasmas… –murmuró mientras veía el grupo de mensajería en su celular.

  En la pantalla, los nombres resonaban como recuerdos vivos: Ethan Carter, Grace Collins, Henry Taylor, Mía Morgan, Lucas Gray, Noah Mitchell, Sophia Harper, Ava White, Charlotte Anderson, Rose Carter, Hannah Sullivan, Liam Johnson, Alexander Reed, Zoe Thompson, Stella Parker, Oliver Walker, Chloe Brooks, Mason Scott, Olivia Ramírez… Todos estaban allí. Todos menos Biel y Bastian.

  Ethan escribió: ??Nada de Biel y Bastian todavía??

  Sophia respondió: ?Tal vez se fueron del país…?

  Liam negó rotundamente: ?No lo creo. Biel no dejaría a su hermana sola, y Bastian… bueno, él no parece del tipo que se va sin decir nada.?

  Stella a?adió: ??Y ahora qué hacemos? Si no vienen, el reencuentro no será completo.?

  Grace intentó sonar optimista: ?Pasó solo un a?o desde que nos graduamos. Tal vez perdieron sus celulares.?

  Mía intervino, chispeante como siempre: ??Entonces vamos a buscarlos!?

  Alexander bromeó: ??Operación rescate de excompa?eros??

  Rubí tomó el mando como una general de campo: ?Nos dividiremos en dos equipos. Equipo uno irá por Bastian, equipo dos por Biel. Luego nos reunimos en la plaza. Equipo uno: Ethan, Alexander, Olivia, Sophia, Noah, Zoe, Ava, Lucas, Chloe, Hannah. Equipo dos: yo, Henry, Liam, Mason, Stella, Grace, Oliver, Rose, Charlotte, Mía.?

  –?Nos vemos en la plaza! –a?adió con determinación.

  Un clamor general respondió: –?Listo!

  Pronto, el equipo uno se reunió frente a un café antiguo, con olor a vainilla y recuerdos. Ethan llevaba su chamarra favorita, la misma que usaba en los entrenamientos, mientras que Ava saltaba emocionada de un lado a otro.

  –?Un a?o, chicos! ?Un a?o entero! –exclamó con una sonrisa luminosa.

  Lucas asintió con una expresión serena: –Me alegra mucho verlos. Parece que el tiempo no ha pasado.

  Poco después llegó el equipo dos. Rubí, con su andar decidido, lanzó una mirada inquisidora:

  –Llegan tarde, equipo dos.

  Ethan levantó las manos con una sonrisa de disculpa: –Tuvimos algunos retrasos, pero al final estamos todos, ?no?

  Los abrazos, los saludos, las risas… todo se mezcló en una sinfonía de memorias revividas. Las emociones eran una marea que iba y venía, envolviéndolos con nostalgia y calidez.

  –Chicos, –interrumpió Rubí con voz firme– no olvidemos el verdadero objetivo. Vamos a buscar a Biel y Bastian. Necesitamos respuestas. ?Nos ignoran? ?Se volvieron famosos? ?O simplemente se olvidaron de nosotros?

  –Estás igual de temperamental que siempre… –bromeó Mason.

  Rubí lo fulminó con la mirada. Mason levantó las manos, divertido: –?Discúlpame, gran general Rubí!

  –Mejor que sí –murmuró ella, aunque no pudo evitar sonreír.

  –?Vamos! –dijo Grace–. El tiempo corre y la curiosidad nos quema como fuego bajo la piel.

  El equipo uno se despidió con gestos enérgicos y tomó rumbo hacia la casa de Bastian, mientras el equipo dos se dirigía a la de Biel. Las calles les parecían más peque?as que antes, los edificios menos intimidantes. Era como si hubieran crecido no solo en edad, sino en alma.

  Rubí, caminando a la cabeza, pensaba: Biel, más te vale tener una buena excusa. Porque si no… Su corazón, sin embargo, latía con una mezcla de ansiedad y anhelo. ?Qué sería de él ahora? ?Y de Bastian?

  El destino tenía planes. Viejos conocidos estaban por reencontrarse… y algunas verdades, ocultas por un a?o entero, estaban a punto de salir a la luz.

  El equipo dos llegó hasta la casa de Biel. La tarde se te?ía de un naranja melancólico, y el viento soplaba con un silbido agudo, como si arrastrara secretos entre sus ráfagas. Henry fue el primero en notar lo evidente: la puerta estaba entreabierta, el jardín crecido sin cuidado, y el buzón a punto de explotar de cartas sin recoger.

  —Al parecer, es verdad que Biel se fue del país… o a otra ciudad —murmuró Henry, entrecerrando los ojos con una mezcla de frustración y desconcierto.

  Rubí, cruzada de brazos y con el ce?o fruncido, masculló: —Rayos… entonces fue en vano venir hasta aquí. Esto no tiene sentido…

  Justo en ese momento, una se?ora mayor que pasaba por la acera se detuvo al ver al grupo.

  —?Están buscando al joven Biel y a su hermanita, cierto? —preguntó con voz temblorosa, arrastrando un carrito de compras.

  Stella, aún con la esperanza viva, respondió: —Sí… vinimos a verlo, pero parece que ya no vive aquí.

  La anciana suspiró profundo, sus ojos se nublaron con la nostalgia. —Desaparecieron hace unos tres meses. Nadie sabe a dónde fueron ni qué les sucedió. Una noche, simplemente se desvanecieron como hojas arrastradas por el viento. Fue muy extra?o.

  Rubí sintió como si un bloque de hielo le cayera sobre el pecho. El silencio que siguió fue cortante, pesado. Su celular vibró y, con manos temblorosas, contestó.

  —?Rubí? —la voz de Ethan al otro lado del teléfono era tensa—. Al parecer Bastian está desaparecido. Sus padres están destrozados. Lleva tres meses sin dar se?ales de vida.

  El rostro de Rubí perdió color. Miró a los demás con ojos abiertos como platos.

  —Reunámonos ahora mismo —dijo con voz quebrada.

  ….

  El grupo entero volvió a reunirse en la plaza. El ambiente era distinto, más denso, como si las sombras hubieran ganado peso. El murmullo del viento era apenas audible sobre los corazones acelerados.

  Ethan tomó la palabra, con un rostro grave.

  —Bastian desapareció hace tres meses. La última vez que lo vieron dijo que iba a divertirse con Biel. Desde entonces, nada. Su padre fue a casa de Biel a buscarlo… solo encontró a la hermana de Biel. Ella le dijo que también Biel había desaparecido, eso le preocupo y fue a la policía a poner una denuncia, luego cuando pidió que la hermana de Biel fuera a declarar que su hermano estaba desaparecido ella ya no respondió, entonces fue a buscarla y ya nadie había en la casa. Ella... también había desaparecido. —Su voz se volvió más tensa—. También dijo que Biel y Bastian fueron a una tienda de antigüedades, es lo único que se sabe. Pero no encontraron nada sospechoso allí. El due?o es un anciano… y dudo que pueda hacer algo solo.

  Rubí chasqueó la lengua.

  —?Una tienda de antigüedades? Nunca imaginé a esos dos interesados en cosas viejas.

  Alexander intervino, con una mezcla de miedo y determinación: —?Y ahora qué hacemos? ?Cómo seguimos?

  Fue entonces cuando una figura misteriosa emergió entre las sombras. Su presencia heló la sangre del grupo. Vestía una capa larga, grisácea, y su rostro estaba parcialmente cubierto por un sombrero.

  —Si buscan a sus amigos… deben ir a la tienda de antigüedades. Allí encontrarán las respuestas que buscan —dijo con voz baja, pero clara como una campana en la niebla.

  Rubí dio un paso al frente, desafiante.

  —?Y tú cómo sabes eso? ?Quién eres?

  El hombre sonrió con tristeza.

  —Ustedes no saben cómo es en realidad este mundo. Cada uno está ligado a un destino. Y si está escrito en el libro… entonces en su momento sabrán.

  —?Qué estás diciendo? ?Explícate! —exigió Rubí, pero el hombre dio un paso atrás… y desapareció. No corrió. No caminó. Simplemente… se desvaneció como humo en el viento.

  El grupo quedó congelado.

  Henry rompió el silencio:

  —?Qué demonios fue eso? ?Un fantasma?

  —No digas eso —dijo Ava, abrazándose a Zoe—. Me dan miedo los fantasmas.

  Zoe la consoló, aunque su propia piel se erizaba.

  —Los fantasmas no existen… o eso creía…

  Rubí apretó los pu?os, respirando hondo.

  —Dijo que la tienda nos dará respuestas. Entonces, iremos allí.

  —?Vas en serio? —preguntó Ethan.

  —Sí. Quiero saber qué pasó con Biel y Bastian.

  Charlotte asintió con fuerza.

  —Yo también iré, quiero saber que le pasó a Biel.

  —?Acaso te gusta Biel? —preguntó Hannah con una sonrisa pícara.

  Charlotte se sonrojó violentamente.

  —??Qué dices?!

  —No pasa nada, a mí también me gustaba —admitió Hannah.

  —?Ahora todas se van a confesar? —bufó Mason—. Ese Biel es un…

  Charlotte y Hannah lo golpearon al unísono. La escena fue tan cómica que por un momento, todos rieron, una risa nerviosa, como si el alma necesitara respirar entre el espesor del misterio.

  —?Ya basta! —dijo Rubí con voz firme—. Es hora de ir a la tienda de antigüedades.

  Stella levantó una ceja.

  —?No llamarás a la policía?

  Rubí negó con la cabeza.

  —Si ese se?or dijo la verdad, y Biel ahora es un héroe poderoso, entonces… tal vez ya no esté en este mundo.

  Ethan suspiró.

  —?Le creíste esa historia del héroe?

  —No lo sé… pero quiero entender qué pasó. Con ambos.

  ...

  Llegaron a la tienda justo cuando el reloj del campanario marcaba las seis. Era un local peque?o, antiguo, con vitrinas llenas de polvo y objetos que parecían sacados de otra época. Al abrir la puerta, una campanita sonó, aguda, como el eco de una historia olvidada.

  —Vaya… nuevos visitantes —dijo el anciano que estaba detrás del mostrador. Sus ojos eran profundos, como si hubieran visto siglos—. Los últimos que vinieron fueron unos policías. Me querían arrestar por secuestro. ?Qué ridiculez!

  Rubí se adelantó.

  —Sabemos que Biel y Bastian estuvieron aquí. Sabemos que desaparecieron después de visitarte. ?Qué sabes?

  El anciano se llevó la mano al mentón y sonrió de lado.

  —Ah… veo que ya saben mucho. Así que él les habló…

  —Un sujeto extra?o nos dijo que aquí encontraríamos respuestas —aclaró Rubí.

  El anciano asintió, caminando lentamente hacia una silla, como si el peso del tiempo le apretara los huesos.

  —Entonces… prepárense. Porque lo que van a escuchar… no pertenece a este mundo.

  Todos tragaron saliva. Las paredes parecían respirar, y el silencio que siguió fue como el preludio a una verdad que podía romper su realidad.

  —Biel y Bastian… fueron elegidos. Transportados. A otro mundo.

  El corazón del grupo pareció detenerse. La historia… apenas comenzaba.

  Rubí no podía creer lo que acababa de escuchar. ?Biel y Bastian… en otro mundo? Sus ojos estaban completamente abiertos, como si intentaran absorber más verdad de la que sus oídos acababan de procesar.

  —?Qué dijiste...? ?Otro mundo? —preguntó Rubí con la voz temblorosa.

  —Exactamente —dijo el anciano con una sonrisa traviesa—. Y no solo ellos. También Charlotte y Yumi fueron transportadas a ese lugar.

  El nombre "Yumi" provocó una chispa inmediata en Rubí. Su expresión cambió de asombro a molestia.

  —?Yumi? —repitió con un dejo de fastidio—. ?La misma Yumi que competía con otras chicas por Biel, la chica de tercero? ??Esa Yumi?!

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  —Veo que la recuerdas —rio el anciano, acariciando su barba—. Ella también lo estuvo buscando... al parecer, más de lo que muchos creían.

  Rubí cruzó los brazos, visiblemente irritada.

  —No puedo creer que incluso en otro mundo esa chica siga pegada a Biel como chicle a una suela...

  —Je, je... —rio Henry—. Y pensar que hace un momento querías llamar arrogante a Biel. ?Resulta que ahora es un héroe interdimensional!

  —?Qué clase de anime barato es este? —murmuró Mason, aun procesando lo de los mundos alternos.

  El anciano los interrumpió.

  —Pónganse cómodos. Les mostraré la historia con imágenes. Es mejor ver que solo escuchar.

  Con un gesto de su mano, varias pantallas mágicas se encendieron como proyectores en el aire. Todos los presentes se sobresaltaron.

  —?Whoa! ?Esto es como un cine flotante! —exclamó Olivia con emoción.

  En las pantallas, se vio a Biel despertar en un campo cubierto de flores azules, bajo un cielo con dos lunas. Se incorporó lentamente, confundido y desorientado. La imagen era hermosa, casi poética. Un chico solo, en un mundo que no comprendía.

  —Ese es... —Charlotte murmuró.

  —?Biel! —exclamó Ava, acercándose más a la pantalla.

  —él llegó solo... —dijo el anciano—. Su amigo Bastian fue separado. Alguien manipuló el hechizo y lo envió 17 a?os al pasado en ese mismo mundo.

  Todos quedaron en silencio.

  —??Qué!? —gritó Ethan—. ??Cómo que 17 a?os!? ?Quién haría algo así?

  —Eso aún es un misterio... —respondió el anciano—. Pero sin duda fue alguien muy poderoso.

  Las pantallas mostraron cómo Biel conocía a una joven rubia llamada Acalia. Ella lo salvó de ser atacado por una criatura y le explicó cómo funcionaba ese mundo.

  Charlotte frunció el ce?o.

  —?Y esa quién es? ??Por qué lo está mirando así!?

  Hannah cruzó los brazos.

  —Ugh... ya me cae mal esa Acalia.

  El anciano rio, encantado con sus reacciones.

  —Jeje, esperen, esperen... que esto se pone mejor.

  Las pantallas continuaron mostrando momentos de Biel. Su llegada a una aldea. La escena cambió a Biel salvando a una chica de unos bandidos que querían atacarla por la espalda, la chica que salvo era Xantle, su hermano Easton le agradeció que salvara a su hermana, allí acalia desato un poco de su poder y salvo la aldea, luego Xantle y Easton se unieron al grupo de Biel.

  Xantle, luego de ser salvada, miró a Biel con ojos de enamorada.

  —?Ya basta! ?Esto parece un harem de fantasía! —gritó Hannah, totalmente roja de celos.

  —Mira quién habla —le susurró Charlotte—. Tú también te le lanzaste a Biel en el último a?o de clases.

  —?Eso fue una vez y fue por impulso! —se defendió Hannah, dando un pisotón de vergüenza.

  Mason soltó una risa.

  —?Van a hacer una competencia de ex novias o qué?

  Ambas chicas lo miraron con tanta furia que Mason retrocedió unos pasos.

  —Ok, ok, ya entendí... silencio total, se?or Mason.

  Las escenas siguieron, mostrando el primer combate serio de Biel contra Kurusume, un asesino contratado por Gard. La lucha fue intensa, auras de energía se cruzaban como pinceladas violentas en un lienzo invisible. Biel logró derrotarlo, aunque apenas.

  —?Qué épico! —gritó Lucas—. ?Vieron cómo esquivó ese tajo?

  —Ese chico... realmente se volvió fuerte —dijo Alexander, admirado.

  —Lo que sigue es aún más impactante —dijo el anciano, haciendo que las pantallas avanzaran—. Biel llegó a unas ruinas y tocó un fragmento mágico...

  La escena mostró a Biel siendo envuelto por un aura negra y roja. En su mente apareció Monsfil, uno de los cinco reyes demonios.

  —??QUé?! —gritó Rubí.

  —?Rey demonio? —repitió Liam.

  —Sí —confirmó el anciano—. Monsfil lo nombró su sucesor. Ahora Biel tiene un poder que podría destruir reinos enteros si se descontrola.

  Las pantallas mostraron a Biel alzando su mano y generando una explosión que destrozó una monta?a a lo lejos. Todos estaban boquiabiertos.

  —??ése es nuestro Biel!? —preguntó Zoe con voz temblorosa.

  El anciano asintió. Luego se vio cómo un guardián del sello demoníaco, Ylfur, se inclinaba ante Biel y le juraba lealtad.

  —?Tiene hasta sirvientes! —gritó Stella—. ?Qué sigue? ?Una corona y un castillo?

  —?Eso ya parece novela romántica con superpoderes! —dijo Olivia riéndose.

  Y no estaban equivocados. La pantalla mostró cómo Biel era enviado por Domia, la emperatriz de Marciler, a las Tierras Oscuras. Allí conoció a Sarah, una vampira pelirroja.

  —Y por supuesto... ?otra chica más! —dijeron Charlotte y Hannah al unísono.

  Sarah le sonreía a Biel con coquetería. Se notaba que también estaba cayendo por él.

  —?Acaso Biel es un imán de waifus? —murmuró Noah.

  —?Estoy empezando a pensar que lo mandaron al cielo de los otakus! —a?adió Mason.

  Las chicas bufaron de nuevo. Pero antes de que las bromas siguieran, el anciano dijo algo que puso el ambiente tenso otra vez.

  —Ahora prepárense. Lo que viene... será doloroso.

  —?Qué quieres decir con eso? —preguntó Rubí, con los ojos llenos de preocupación.

  —Pronto lo verán. Pero solo les diré esto... a veces, incluso los héroes más fuertes, también lloran.

  Todos tragaron saliva, y las pantallas comenzaron a brillar más fuerte...

  —?Qué demonios le pasó a Biel? —susurró Ethan.

  —Vamos a averiguarlo... —dijo Rubí, su voz temblando, mientras apretaba los pu?os.

  Y así, con el corazón latiendo con fuerza, sus miradas clavadas en la luz proyectada, todos se prepararon para descubrir el dolor oculto tras el poder de su viejo amigo.

  Las pantallas brillaban con intensidad, como si el mismísimo destino proyectara la historia. La imagen de Biel luchando con fiereza contra Lip parecía salida de una leyenda. Cada golpe que intercambiaban resonaba como truenos, y cada paso hacía temblar la tierra virtual de aquella visión. El aire parecía electrificarse con la tensión del combate.

  —?Vamos, Biel! —gritó Alexander con el pu?o cerrado en alto—. ?Pártale la cara a ese vampiro demente!

  El anciano rio con suavidad, sus ojos chispeando de misterio.

  —Sin duda fue una batalla memorable... pero lo que viene ahora no será fácil de ver —advirtió.

  Las pantallas parpadearon y de repente, la escena cambió. Mostraron el momento exacto en que Biel, sin dudar, se interpuso entre Acalia y el ataque final de Lip. El impacto fue seco. El tiempo pareció detenerse. La espada de sombras del vampiro atravesó el pecho de Biel, directamente al corazón.

  Un silencio sepulcral se apoderó de la sala.

  —?No...! —susurró Rubí, llevándose las manos a la boca.

  Hannah y Charlotte soltaron sollozos ahogados, el rostro ba?ado en lágrimas. Sus corazones colapsaban como castillos de arena ante una marea implacable.

  Acalia gritó de dolor. Un grito tan desgarrador que partía el alma, haciendo eco entre las pantallas como si el mismo universo llorara. El sello que la diosa de la vida le había impuesto se rompió. Lágrimas brotaron de sus ojos como ríos liberados, y con ellas, su poder dormido despertó como una tormenta contenida.

  Con un rugido cargado de furia y tristeza, Acalia desató una energía luminosa y salvaje, tan intensa que consumió a Lip al instante. Solo quedaron cenizas. Luego, abrazó el cuerpo de Biel, ahora sin vida, mientras murmuraba su nombre entre lágrimas.

  —?Esto es una locura...! —susurró Ethan, sintiendo un nudo en la garganta.

  El anciano, con voz pausada, dijo:

  —Así es la vida. Incluso los héroes mueren. Incluso los más poderosos no pueden escapar del destino... a veces.

  —?Cómo que "a veces"? —preguntó Stella, esperanzada.

  —Un milagro ocurrió.

  Las pantallas cambiaron. Ahora mostraban dos secuencias paralelas. En una, Acalia curaba el cuerpo de Biel con desesperación. En la otra, Biel vagaba por el Reino Espiritual, un paisaje etéreo donde las almas flotaban como luciérnagas en un cielo sin fin. Allí fue recibido por Raizel, una ángel de cabello casta?o oscuro y mirada serena.

  —Vaya... otra más para su harem —murmuró Charlotte, con voz entrecortada.

  —Biel, incluso muerto, sigue siendo un rompecorazones —dijo Hannah entre lágrimas, intentando sonreír.

  Biel salvo a Raizel de unos sujetos que la estaban atacando.

  En la Tierra Espiritual, Biel enfrentó una prueba. Un antiguo guardián del alma, retándolo con un juicio espiritual. El combate fue brutal. Biel, impulsado por su deseo de regresar, perdió el control. Lo derrotó... y lo mató.

  De vuelta en la visión de la Tierra, Acalia aún sostenía su cuerpo. Y fue en ese momento que apareció Kaito uno de los tres Rifilser, él envió el alma de Monsfil al reino de los espíritus. En el plano espiritual, Biel había perdido el control, fue en ese momento que Charlotte llego al reino de los espíritus enviada por el anciano. Ella lo abrazó y Biel pudo recuperar la cordura, rompiendo en llanto.

  —Lo siento... lo siento tanto... —murmuraba él, temblando como una hoja al viento.

  —Está bien, hermanito —susurró Charlotte acariciando su cabello—. Ya estás aquí, ya estás con nosotros.

  Alexander exclamó con emoción:

  —?Los hombres también lloran, carajo! ?Grande, Biel!

  Las pantallas mostraron cómo Raizel y Biel, junto a Charlotte, huían. Ahora eran fugitivos, perseguidos por haber asesinado al guardián. Ryder, un espíritu elfo pícaro y encantador, se les unió.

  Raizel enfrentó a su propio hermano para ganarles tiempo. Era una pelea angelical, donde las espadas cantaban como coros celestiales y las alas golpeaban el aire como tifones sagrados. Mientras tanto, los tres fugitivos llegaron a la plaza del portal espiritual.

  En el palacio de Yael, la reina de los espíritus, descubrieron que estaba siendo manipulada por Maelista, un ente oscuro. Biel luchó con él, liberando a Yael. Al despertar, Yael acabo con la vida de Maelista, la reina sintió por primera vez en siglos... gratitud.

  —Gracias, joven humano —dijo ella—. Monsfil estaría orgulloso.

  —?Lo conociste? —preguntó Biel.

  —Lo amé... pero él fue sellado antes de que pudiera decirlo.

  Biel asintió con respeto. Y así, Yael revocó la prohibición que separaba a demonios y humanos del Reino Espiritual.

  Rubí estaba boquiabierta.

  —Este tipo no solo revive, ?sino que resuelve conflictos milenarios!

  Las pantallas siguieron. Biel regresó a las Tierras Oscuras justo a tiempo para salvar a Acalia de otro ataque de Kurusume y sus asesinos. Con determinación en los ojos, Biel protegió a su gente.

  —?Te lo dije, Kurusume! ?Luego iré por Gard!

  Lip ya había muerto, y con él, las Tierras Oscuras empezaban a sanar. Muskar, su hijo, ofreció un banquete en honor a Biel.

  —Eres un héroe —dijo Muskar, levantando una copa de vino púrpura.

  Charlotte lo miró con cara de hermana celosa.

  —Oye, hermanito, ?tienes idea de cuántas chicas hay en tu grupo?

  Biel se sonrojó como tomate.

  —Ehh... yo... no es lo que parece...

  Sarah sonrió, cruzándose de brazos.

  —Veo que tengo competencia —dijo, mirando a Raizel y a Acalia.

  Ryder se rio y a?adió:

  —Este chico no es un héroe... ?es un imán de waifus!

  Todos rieron. Las pantallas finalmente mostraron a Biel dejando las Tierras Oscuras junto a su grupo: Acalia, Sarah, Xantle, Easton, Ylfur, Ryder, Charlotte y Raizel. Todos caminaban hacia un nuevo destino.

  —Ahora iremos a la ciudad de los aventureros —dijo Biel, con una sonrisa que podría iluminar un eclipse.

  Mientras las imágenes se desvanecían, el anciano suspiró.

  —Biel se volvió muy fuerte en ese mundo y eso que ahora está viviendo un conflicto más fuerte que los anteriores.

  Rubí, con los ojos rojos de tanto llorar, dijo:

  —Biel... tú sí que sabes cómo hacernos sufrir y reír al mismo tiempo.

  Todos aplaudieron, como si acabaran de ver la película más épica de sus vidas.

  Y el telón aún no había caído del todo.

  Las pantallas titilaban como si la propia realidad titubeara con cada nueva escena. El grupo de espectadores, aún incrédulo por la cantidad de revelaciones, se acomodó mejor en sus asientos mientras la figura de Biel aparecía nuevamente en el centro de la ciudad de los aventureros, Lunarys.

  —?Vaya! Esa ciudad parece una mezcla de festival medieval con convención mágica —comentó Alexander, soltando una carcajada.

  Biel caminaba junto a su grupo, sus pasos resonaban con la seguridad de quien había cruzado la muerte y regresado. Su expresión, sin embargo, era de confusión: quería saber por qué Domia lo había enviado a las Tierras Oscuras. Era tiempo de obtener respuestas.

  Fue en ese momento que decidió registrarse como aventurero. La sorpresa fue inmediata cuando el cristal de evaluación lo clasificó como rango Z, una categoría inexistente.

  —?Z? ?Eso qué es? ?Z de "?Zas, Biel esta rotísimo”? —exclamó Charlotte Anderson desde el público.

  Niccolò, el jefe del gremio, con una cara entre asombro y preocupación, lo llevó aparte para revisar sus estadísticas.

  —Muchacho... tienes estadísticas que rompen las leyes de este mundo. O las modificamos o vas a estar en problemas —le dijo mientras movía sus manos por una interfaz mágica.

  Allí conoció a Gaudel, un aventurero de rango S con un aire de galán clásico y un ojo oculto tras un vendaje. Una misión surgió: dragones atacaban caravanas de comerciantes.

  —Suena a rutina... hasta que aparecen los jefes finales —murmuró Ethan mientras comía palomitas.

  Antes de salir de la ciudad, apareció Yumi, su antiguo amor escolar, que lo miró como si acabara de ver una película de traición.

  —?Biel, te he estado buscando! ?Y me encuentro esto? ?Rodeado de mujeres como si fuera el protagonista de una novela ligera?

  —?No es lo que parece! —gritó él al unísono, como si con eso pudiera cubrir la avalancha de emociones que estaba por venir.

  Yumi decidió acompa?arlos. En el campo de batalla, se encontraron con tres dragones, pero lo que hizo temblar el cielo fue la aparición de Shalok y Cliver, dos miembros de los Novas. Querían capturar a Gaudel por su Ojo Mágico.

  El enfrentamiento fue brutal. Biel desató parte del poder demoníaco que residía en él, envolviendo el campo de batalla con una tormenta de energía púrpura y negra, una danza de relámpagos que hacían vibrar hasta los huesos.

  —?Eso fue más intenso que el final de temporada de cualquier serie! —comentó uno de los chicos.

  Cliver y Shalok se retiraron, pero Biel cayó inconsciente. Charlotte corrió hacia él, lágrimas en los ojos.

  —?Hermano! ?Despierta, no me asustes así otra vez!

  Fue llevado de regreso a Lunarys y atendido. En medio del silencio, las pantallas cambiaron y mostraron su mente. Allí estaba él, en una sala envuelta en llamas suaves como la brisa, conversando con Monsfil. Una puerta se abrió y una chica de cabello plateado apareció.

  —Yo soy Aine, el Fragmento de la Llama Eterna. Y tú eres mi portador, Biel.

  Monsfil le gui?ó un ojo.

  —Y con esto oficialmente te unes al club de los que tienen entidades celestiales como compa?eras.

  Biel se despidió y despertó... junto a una chica desnuda. Entraron Acalia, Sarah, Yumi, Xantle, Raizel y Charlotte al mismo tiempo.

  —??QUé ES ESTO, BIEL?! —gritaron al unísono.

  —?NO ES LO QUE PARECE! —gritó otra vez, sin mucha esperanza.

  Yumi lo fulminó con la mirada.

  —?Eres un perro infiel con multiclase!

  El caos se disipó con muchas explicaciones, gritos y algunas bofetadas.

  Al día siguiente, una carta llegó al Rey de Lunarys: Domia planeaba invadir en 15 días. Era poco tiempo. Aine apareció ante Biel.

  —Puedo llevarte a entrenar a una dimensión distinta. Allí, 10 días serán 6 meses.

  Biel aceptó. Las pantallas se oscurecieron.

  —?Qué pasó? —preguntaron varios al mismo tiempo.

  —Esa dimensión no sigue nuestras reglas. No podemos ver su interior —explicó Aetherion.

  Alexander murmuró:

  —Seguro que sale con hijos gemelos de ahí…

  Las chicas lo miraron con una intensidad capaz de derretir monta?as.

  —Retiro lo dicho... —intentó, pero ya era tarde. Golpe de Hannah. Golpe de Charlotte. Golpe de Rubí.

  —Ya me rindo —dijo mientras se tapaba la cabeza.

  Las pantallas se encendieron de nuevo. Biel y su grupo salieron de la dimensión de entrenamiento con nuevas apariencias. Sus auras eran como tormentas contenidas, latentes, listas para rugir.

  —?Ese es Biel? —preguntó Ethan.

  —No, ese es Super Biel. ?Tiene peinado nuevo y todo!

  Charlotte había mejorado su magia de sanación. Acalia dominaba la Herencia Primordial. Easton y Xantle controlaban sus habilidades mágicas Glaciar y Astreo. Yumi utilizaba con fluidez el poder que le otorgó el dios Aetherion.

  Los chicos se sorprendieron al escuchar que el anciano era un dios y que era el dios de la creación.

  —?Así que tú eres un dios? —preguntó Rubí al anciano.

  —En efecto, pero ahora solo soy un viejo con buen gusto por el té.

  Sarah despertó como auténtica vampira. Ryder se volvió un Gran Espíritu Elfo. Raizel evolucionó a arcángel. Gaudel perfeccionó su ojo mágico. El grupo estaba listo para enfrentar a Domia.

  Sin embargo, el rey del reino de Claiflor solicitó ayuda... y vendió a Biel.

  Las pantallas mostraron el recibimiento con bocinas mágicas:

  —?Ha llegado el prometido de la princesa!

  Todos en la sala estallaron en risas.

  —?Biel ahora también tiene una princesa! —gritó uno de los chicos.

  Las chicas se cruzaron de brazos. Hannah murmuró:

  —Voy a morderlo...

  Biel fue llevado ante el rey, quien lo abrazó como a un hijo perdido.

  —?Yerno mío, al fin llegas!

  Poco después, apareció Keshia, la princesa. Hermosa, con mirada decidida y sonrisa juguetona.

  —Encantada, prometido. Mi querido Biel.

  Biel simplemente se quedó de piedra.

  —Esto se está saliendo de control —murmuró mientras una bandeja flotante traía el banquete.

  La noche pasó con muchas emociones... y aún más preocupaciones. Las pantallas seguían encendidas, prometiendo más aventuras.

  —?Y ahora qué más falta? —preguntó Rubí.

  —Oh, apenas estamos calentando motores —dijo Aetherion, sonriendo con ojos brillantes como constelaciones.

  Las pantallas continuaban mostrando la historia como si fueran páginas vivientes de un libro divino. Cada escena brillaba con intensidad, iluminando los rostros sorprendidos de los antiguos compa?eros de Biel. La imagen se estabilizó, mostrando a Biel enfrentándose a la temida capitana Berty, una guerrera de armadura dorada que blandía una lanza cubierta de relámpagos.

  —??Esa es Berty?! Parece la fusión de una valquiria y un tanque —comentó Henry con los ojos muy abiertos.

  —?Vamos, Biel! ?Haz lo tuyo! —gritó Charlotte Anderson mientras apretaba los pu?os.

  El combate fue intenso, las armas chocaban como truenos estallando en los cielos. Biel, con sus reflejos afinados por meses de entrenamiento en la dimensión alternativa, esquivaba con movimientos tan fluidos como el agua de un río eterno. Finalmente, con un giro imposible y una estocada limpia, derrotó a Berty.

  El público vitoreó desde la tienda como si estuvieran en una final de campeonato.

  —?Eso es! ?Ese es nuestro Biel! —gritó Zoe, levantando los brazos.

  El anciano Aetherion, con su eterna calma, sonrió.

  —Y así, Claiflor se unió a la causa. Pero... justo cuando todo parecía ir bien...

  La imagen cambió. Biel se preparaba para regresar a Lunarys tras recibir una advertencia de Noor, la hermana de Domia, quien le reveló que el ataque sería ese mismo día.

  —??Hoy?! ?Pero eso es trampa! —protestó Olivia.

  Biel se colocó en el círculo de teletransportación, pero algo falló. Una interferencia mágica alteró la secuencia. Biel quedó suspendido en el aire, atrapado entre planos, y luego cayó, inconsciente.

  Las pantallas se tornaron oscuras, cubiertas por una neblina espectral.

  —?Qué pasó ahora? —preguntó Mason.

  Aetherion cerró los ojos, pensativo.

  —Una guerra se desató en su mente. Biel está atrapado en un conflicto espiritual... pero pronto despertará.

  El grupo de excompa?eros quedó en silencio, procesando todo.

  —Entonces... ?eso es todo por ahora? —preguntó Liam.

  —Por ahora, sí. Lo que viene será el clímax de una guerra que decidirá el destino de ese mundo —respondió Aetherion.

  Rubí cruzó los brazos y suspiró.

  —La verdad... no sé qué pensar. Biel allá parece estar... disfrutando.

  —?Disfrutando? ?Tiene un harem de guerreras mágicas y poder cósmico! ?Quién no disfrutaría! —bromeó Henry.

  —?Cállate, Henry! —gritaron al mismo tiempo Charlotte y Hannah, lanzándole un cojín mágico.

  Aetherion se puso de pie, su voz grave y serena a la vez.

  —Les haré una propuesta. Si quieren... puedo enviarlos a ese mundo. Puedo otorgarles habilidades únicas. Podrán vivir aventuras, evolucionar, cambiar el mundo como Biel lo está haciendo.

  Los chicos se quedaron pasmados. Los ojos les brillaban como estrellas recién nacidas.

  —??En serio?! —exclamó Ethan—. ?Podríamos ser como él?

  —Sí —respondió Aetherion—. Pero hay un detalle...

  —Nuestros padres... —dijo Mía en voz baja.

  —Exactamente. Ellos se preocuparían si no regresan —respondió Rubí, bajando la mirada.

  El anciano asintió.

  —No los estoy obligando. Si deciden quedarse aquí, les borraré los recuerdos para que no sufran por lo que han visto. Pero si quieren ir, puedo comunicarme con sus padres y ver si quieren acompa?arlos. Podrían construir una ciudad nueva, vivir en paz sin preocuparse por el dinero.

  —?Puedes hacer todo eso? —preguntó Alexander, asombrado.

  —Soy el dios de la creación —respondió Aetherion con una sonrisa que parecía encerrar galaxias.

  Hubo un silencio largo. Luego uno a uno comenzó a hablar:

  —Convenceré a mis padres —dijo Grace.

  —Yo también —a?adió Mason.

  —Mis padres aman la aventura... seguro dicen que sí —dijo Stella con una risa.

  —?Entonces estamos dentro! —gritaron todos al unísono.

  —Perfecto —dijo Aetherion—. Pero por ahora, no quiero enviarlos al frente de batalla. Observen primero el clímax... y después, podrán comenzar su nueva vida.

  Todos se acomodaron nuevamente frente a las pantallas. Rubí se acercó a Aetherion.

  —?De verdad crees que podremos ayudar allí? ?No será solo un sue?o?

  —Todo sue?o empieza con una chispa... y ustedes están rodeados de fuego —respondió él.

  Las pantallas comenzaron a brillar. Mostraban el campo de batalla de Lunarys, donde las tropas de Domia se acercaban como una ola imparable.

  —?Que comience el espectáculo! —gritó Henry.

  Charlotte lo miró con ce?o fruncido.

  —?Y si Biel muere otra vez?

  —?No bromees con eso! —le espetó Hannah.

  Alexander levantó una ceja.

  —?Y si vuelve a revivir con otra chica desnuda? —

  ?PUM! Golpe doble.

  —?ALEXANDER! —gritaron las chicas.

  —?Ay! ?Ya no digo más! ?Lo juro! —se quejó sobándose la cabeza.

  Y así, con risas, preocupaciones y corazones palpitantes, los antiguos compa?eros de Biel esperaban el desenlace de la batalla más épica hasta ahora… sabiendo que pronto, muy pronto, quizás ellos también formarían parte de esa leyenda viviente.

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