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Ojalá fuera falso

  La sala de reuniones del castillo estaba tranquila.

  Era un raro momento de calma para la reina Melty, quien disfrutaba de su té mientras discutía con Gara y Ching sobre las incursiones humanas y, por supuesto, sobre Rishia.

  —Cuando apruebe la prueba, ?en qué puesto planeas ponerla? —preguntó Melty con curiosidad, observando a Gara.

  La comandante sonrió con orgullo.

  —Será una gran atacante rápida. Además, quiero que sirva como mensajera. Su velocidad y agilidad son perfectas para eso. —Gara tomó un sorbo de su té y a?adió—: Y claro, seguiré entrenándola. Quiero ver hasta dónde puede llegar su fuerza.

  Ching suspiró, acomodando sus lentes.

  —Dudo que pueda mejorar mucho en fuerza. Los músculos humanos son débiles.

  —Pero flexibles —replicó Gara, entrecerrando los ojos.

  —Eso sí. Pero sigue siendo humana. Hay un límite.

  Gara cruzó los brazos con determinación.

  —Nada es imposible para mí.

  Ching rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír levemente.

  Gara la miró de reojo y, con una sonrisa traviesa, cambió de tema.

  —Por cierto, ?cuándo vas a dejar de evitarme y vas a invitarme a tu casa para resolver ese rompecabezas?

  Ching, en pleno sorbo de té, casi se atragantó.

  Tosió un poco antes de responder, tratando de ocultar su leve sonrojo.

  —Cuando quieras. Lo he hecho más difícil.

  Gara sonrió ampliamente.

  —Perfecto. Me encantan los desafíos.

  Melty observó el intercambio con una peque?a sonrisa. Esos momentos de tranquilidad eran preciados.

  Pero la calma no duró mucho.

  El comunicador de Gara sonó de repente, rompiendo la armonía del momento.

  La comandante lo sacó y revisó la pantalla. Era de la ubicación de Rishia.

  —Seguro ya está aburrida y quiere hablar —comentó Ching, suspirando.

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  Gara activó la comunicación.

  —?Cómo va todo por ahí?

  Al otro lado, se escucharon jadeos y una voz emocionada.

  —?Lo logré! ?Ya la retuve!

  Gara frunció el ce?o.

  —?De qué estás hablando?

  —?Atrapé a la humana! ?Eso significa que pasé la prueba?

  La sala quedó en completo silencio.

  Melty dejó su taza de té con cuidado.

  Ching entrecerró los ojos, sin poder procesar lo que acababa de escuchar.

  Gara se quedó paralizada por unos segundos antes de reaccionar.

  —Voy para allá. No te acerques demasiado a la humana. ?Entendido?

  —?Sí! ?Te espero!

  La comunicación se cortó.

  Las tres se miraron.

  Ching fue la primera en hablar.

  —Dudo mucho que esto sea cierto.

  —Pienso lo mismo —admitió Gara—. No creo que Rishia se lo haya inventado, pero… ?qué más podría ser?

  Melty se levantó de su asiento.

  —Voy con ustedes.

  Gara frunció el ce?o.

  —No es necesario, mi reina.

  Melty la miró con firmeza.

  —Lo que le pase a Rishia me incumbe tanto como a ustedes. Voy a ir.

  Gara suspiró, sabiendo que no tenía sentido discutir.

  Ching también se puso de pie.

  —Solo voy por curiosidad.

  Las tres salieron del castillo rápidamente, pero en el fondo, Melty tenía una preocupación creciente.

  "Por favor… que esto sea solo imaginación de Rishia y nada más."

  El camino entre los árboles se hacía cada vez más tenso.

  Gara avanzaba con su uniforme impecable y su lanza en mano, aunque dudaba que fuera a necesitarla. La idea de que Rishia realmente hubiera encontrado a una humana era ridícula.

  —?Estás segura de que revisaste los alrededores antes? —preguntó Melty, con un tono serio.

  —Por supuesto —respondió Gara sin dudar—. No había ni rastro de humanos en la zona.

  Ching ajustó sus lentes y comentó con su típico tono despreocupado:

  —No creo que Rishia haya empezado a alucinar por aburrimiento… pero viendo lo raros que son los humanos, no lo descartaría.

  Gara resopló.

  Después de un rato, finalmente llegaron al lugar. Cruzaron los árboles y, de pronto, se quedaron completamente paralizadas.

  No podían creer lo que veían.

  Por un lado, Rishia estaba de pie, con su espada en mano, frente a un árbol. Tenía cortes en la ropa, algunos rasgu?os y un corte profundo en la frente del que aún brotaba sangre.

  Por el otro lado… sí.

  Había una humana real.

  Estaba atada a un árbol con su propio brazo encadenado, la cuchilla al final de la cadena enredada en el tronco. Con su otra mano, intentaba alcanzarla, blandiendo una cuchilla con furia.

  —?Si me suelto, juro por el líder que te haré sufrir! —gru?ó la humana, con una mirada asesina dirigida a Rishia.

  Ching, Gara y Melty intercambiaron miradas de puro asombro.

  ?Qué estaba pasando?

  Rishia las notó y, como si nada, las saludó con una sonrisa orgullosa.

  —?Lo logré! ?Capturé a la humana! Fue difícil, pero después de saltar y atacarla, se enredó sola en su cadena y logré retenerla.

  Antes de que pudiera decir más, Gara reaccionó primero.

  Saltó hacia Rishia, la tomó del brazo y la hizo retroceder, colocándose entre ella y la humana mientras le apuntaba con su lanza.

  Melty se apresuró a acercarse a Rishia, examinando su rostro con preocupación.

  —?Estás herida?

  Rishia parpadeó, algo sorprendida por la reacción de la reina.

  —No mucho, solo me alcanzó un par de veces.

  Ching se cruzó de brazos, evaluando la situación.

  —No parece tener heridas graves, majestad. No es necesario preocuparse demasiado.

  Pero Melty sí estaba preocupada.

  Esa humana… pudo haberla matado.

  Antes de que Rishia pudiera reaccionar, la reina la abrazó con fuerza.

  Rishia intentó resistirse, pero Melty no la soltó.

  Ching observó la escena y luego miró a Gara.

  Gara le devolvió la mirada antes de que ambas se centraran en la humana.

  A pesar de la confusión en sus ojos, la invasora no soltaba sus armas ni su hostilidad.

  Y en la mente de ambas, la misma pregunta resonaba con fuerza.

  "?Qué demonios hacía una humana aquí?"

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